jueves, 26 de mayo de 2011

La marcha atrás

No, no va de sexo, pero sí de éxtasis, éxtasis religioso. Esta mañana he leído en el blog sobre ciencia La ciencia y sus demonios un artículo sobre el aumento del integrismo religioso en los EUA. En él, el autor demuestra su temor a que haya un retroceso en el desarroyo tecnològico al ganar el mito terreno a la ciencia. Bueno, yo no creo que esté tan claro que el mito perjudique el avance tecnológico, aunque he de matizar esto.
Una de las cosas que busca el creacionismo es desmentir la teoría de la evolución de las especies, además de otras teorías o estudios como la del Big Band o los geológicos que datan la fecha de creación del planeta muchos millones de años antes de lo que proponen las sagradas escrituras. El principal objetivo que persiguen es justificar el dogma del diseño inteligente: que todas las cosas están creadas por un ser supremo omnisciente y omnipotente.
Hemos de recordar que una de las principales características de las grandes religiones monoteístas es la linearidad del tiempo y el libre albedrío, aunque algunas ramas de estas religiones hagan hincapié en la predestinación. Ya la filosofía teológica medieval separa la teología de la filosofía para que la ciencia pueda avanzar en el estudio de la naturaleza pero sin poner en duda los preceptos religiosos sobre la existencia de una inteligencia primera, única y superior, y sobre la creación del mundo.
Por lo tanto, estas doctrinas permiten la investigación científica para la creación de tecnología, con la excepción de todo aquello que atente contra la moral de la Iglesia como la investigación con células madre, o en su época la teoría sobre la rechonchez de la Tierra, la cual se acabaron tragando los curas en cuanto Magallanes completó su primera vuelta al mundo.
Ahora bien, lo que sí está en claro peligro en cuanto el mito alza la voz es la filosofía, la epistemología y el pensamiento crítico, y esto es muy importante porque afecta a cómo una sociedad percibe la realidad. Lo cual no quiere decir que una realidad sea la buena y otra la mala. Ya sabemos cómo afecta a la gente moderna el progreso y el positivismo científico. La ciencia no puede dar algunas respuestas a preguntas individuales (pero compartidas) de carácter ontológico. La religión sí las da y a muchas personas estas respuestas les reconfortan, opinemos los escépticos lo que opinemos y poco se puede hacer a corto plazo, a parte de intentar evitar por todos los medios que el mito se enquiste en la ley de un estado o país, y que por lo tanto, se filtre a las escuelas.
Pero atención, porque el momento de engranar la marcha atrás es precisamente éste que estamos viviendo ahora en todo el estado español. El bipartidismo es una de las mejores vacunas que existen contra el pensamiento crítico. El ser humano tiende a normalizar aquéllo que en un principio encuentra extraño por lo novedoso, pero con el que se encuentra cada día. También influye y mucho el sentimiento de pertenencia a un grupo, equipo, partido, clase. Entonces sucede que la realidad se percibe por la mayoría de manera que solamente hay dos opciones normales: los rojos y los azules. Y es a partir de aquí cuando estamos hablando de mito, mucho antes de que entre la religión en juego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario